– Tras el ‘impasse’ de dos semanas, el sábado regresa al Sánchez Pizjuán. ¿Qué siente?
– Volver a casa siempre provoca ese cosquilleo en el estómago. Vuelvo al sitio donde me he formado y juego contra el club de mi vida, con el que cumplí los sueños de niño de jugar en Primera y ganar un título. Sigo manteniendo muchos amigos en el Sevilla, me reencontraré con mi gente y cada vez que piso Sevilla recibo muchas muestras de cariño. Al marcharte te queda la duda de cómo te recibirá la afición, pero cada vez que vuelto he sentido su calor. Cuando sale el calendario, lo primero que miro es el día que vuelvo a casa, y esas cosquillitas cuando se acerca son inevitables.