Es la fórmula mágica en el fútbol, la situación idílica que todos los entrenadores quisieran para sus equipos, tener superioridad numérica sobre el rival en todas las zonas del campo. Lógicamente, eso es imposible…, al menos sin que haya expulsados, pero todos coincidiremos en que lo que sí es posible es tener siempre un futbolista más que el rival en la zona de influencia del juego en cada momento del partido. Y eso, evidentemente, aunque se puede trabajar y todos los equipos lo trabajan, no es fácil. El Sevilla de Lopetegui lo consigue a través de dobles interiores, la asociación que hacen los medios ofensivos con los falsos extremos, cuatro jugadores, dos por cada ala, que se asocian metiéndose hacia los pasillos interiores para dejar libre los carriles de fuera para Jesús Navas y Reguilón.