Ni que Simeone se hubiera encarnado en Eusebio Sacristán. Colosal la muestra de compromiso e intensidad de la Real, con once y con diez. De hecho, la justa expulsión de Bergara sobrevino por esa sobreexcitación. Primero, los realistas plantaron una maraña cerca de Sergio Rico para encauzar el partido y el resultado; luego, tras quedarse con diez en el minuto 68, la plantaron en su corona del área. En ambas se enredó el Sevilla.