Cualquier cambio en la disposición de los futbolistas provoca variaciones en el funcionamiento general del conjunto, algo en el que también influye (y bastante) la naturaleza futbolística de los hombres elegidos en cada puesto. Machín introdujo la variante de jugar con dos delanteros para que Ben Yedder tuviera hueco en el equipo y para ello tuvo que reajustar cosas que puede –no digo que sea una ley, pero puede– reforzar algunos aspectos y debilitar otros. A la vista de todos estuvo la mejora del tono ofensivo, siempre con los condicionantes que se daban también en el rival, pero quitando los caliches se podían apreciar más cosas, sobre todo analizando hasta el 1-3, que fue cuando hubo de verdad partido.