El entrenador hizo de salida una ligera variación en su esquema táctico, utilizando prácticamente dos pivotes en vez de uno con la ayuda que Franco Vázquez le brindó a Roque Mesa durante todo el tiempo que estuvo en el campo. El argentino sacrificó su lucimiento para jugar unos metros más atrás, sobre todo en fase defensiva, y cubrir esos metros a los que el canario no podía llegar. Además, la presencia de Milinkovic-Savic en esa zona entre líneas requería piernas y trabajo defensivo, una labor que cumplió a la perfección el Mudo, si bien hubo fases en las que el Sevilla perdió el control de la situación empujado por la Lazio. Al final de la primera mitad y en buena parte de la segunda el equipo italiano superó a los de Machín y ahí tendrá el soriano que seguir trabajando para que ello no se repita. El cuento acabó con final feliz, pero pudo torcerse si Immobile acierta en las que tuvo o Kjaer y Vaclik no evitan dos acciones con el punta italiano y con Acerbi.