Informe técnico: Ataques bien paridos acaban en centros sin respuesta

El único gol llegó con un centro raso al que llegaba desde la segunda línea, Munir. Balón raso, imposible de cortar por los centrales de amarillo, y zurdazo a la red. Pero fue la excepción. Demasiados ataques, bien paridos, bien conducidos en aperturas a una banda y otra, acabaron en centros colgados sin visos de éxito para el Sevilla, ni por número de rematadores, ni por la facilidad de su ariete, De Jong, para deshacerse de su marcador, intuir hacia dónde puede ir esa pelota aérea y cabecear. La persistencia del Sevilla en ese recurso despilfarró muchos ataques: Raúl Albiol acabó el partido con diez despejes, Pau Torres con otros diez y Vicente Iborra con cinco. Y cuando, con Chicharito ya dentro y el Villarreal más maduro, parecía que el acoso y derribo podía acabar en victoria, llegó el mazazo de esa ruptura de Trigueros. Segó toda confianza en los anfitriones.

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