Ningún partido es fácil de ganar y cada uno, con sus circunstancias, puede llegar a abrirse con facilidad o a complicarse a pesar de que haya grandes diferencias técnicas o físicas entre un equipo y otro. El Levante le jugó al Sevilla con acumulación de jugadores en la zona de tres cuartos, lo que, entre otras cosas, condicionó la manera de atacar de los de Unai Emery, que no pudo ordenar el paso adelante de sus medios centro para no favorecer la superioridad numérica del rival en una zona de peligro. Eso sí, esa misma acumulación de hombres más cerca del área de Sergio Rico que en la de Mariño propició que hubiera espacios para que hombres como Reyes viera bien los desmarques de Gameiro o que Krohn-Dehli conectara con los estiletes de la izquierda.
