Humillados pero fieles

La fidelidad de los aficionados a sus equipos me asombra. El fútbol debe ser algo totalmente distinto a otras aficiones. Más que un matrimonio, pues no conozco a ningún divorciado de su equipo por mucho que este le defraude y engañe. Casi una vocación. Unas pocas buenas rachas le valen por muchas malas. Si un director de cine rodara tantos petardos infumables como la mayoría de los equipos largan a sus aficiones, hace tiempo que habría dejado de ver sus películas. Si un escritor me aburriera e incluso cabreara novela tras novela dejaría de leerlo. Si un músico desafinara en tres de cada cuatro interpretaciones no se me ocurriría ir a sus conciertos. Pero el aficionado al fútbol no es así.

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