El Sevilla pasará en sólo unos días de jugar con un equipo herido de muerte, como Las Palmas que vimos este sábado al mediodía, a hacerlo contra uno de los grandes de Europa, plagado de estrellas y con un entrenador, Mourinho, mucho más inteligente que Paco Jémez. Los de Montella fueron invitados a un banquete inesperado por Jémez, que planteó un partido de mentira ante un Sevilla que se está convirtiendo en un equipo de verdad. Si tuviera pegada optaría a muchas cosas, pero no la tiene, salvo arrebatos fugaces. No hay que negar esa evidencia. Tampoco que Montella le ha dado la vuelta a un equipo que ni defendía ni atacaba bien y que ahora, aunque con discontinuidad, sí lo hace. El Sevilla ha mejorado, pero debe dar otro paso.