Aunque hsya algunos sevillistas es probable que no se acuerden, Joaquín Caparrós ocupó una temporada la dirección deportiva del Sevilla Fútbol Club. El técnico de Utrera decidió aceptar un reto mayúsculo, y lo cierto es que su trabajo tuvo más sombras que luces.
Uno de los peores fichajes sin duda, fue el del central francés que llegaba procedente del Rennes, Joris Gnagnon. Es cierto que Monchi lo pretendió en el pasado, pero los informes positivos estaban un poco obsoletos.
Venía con una fama de no ser muy ordenado en su vida, sobre todo en su dieta, y ya llegó sobrepasado en cuanto a su peso. Esto fue empeorando con el paso del tiempo, con algún brote verde de por medio.
Muchas son las anécdotas que se cuentan sobre él. El Sevilla lo ayudó todo lo posible, pero su obsesión por la comida era brutal, y una pretemporada llegó con casi 20 kilos de más.
Rumores tan curiosos como que habitualmente visitaba las pollerías de Montequinto, comprándose dos pollos para él solo, su comida favorita. También tenía una persona contratada, que su única función era dejarle en la puerta de su casa comida rápida.
La historia del francés en Sevilla acabó mal para él, ya que el departamento jurídico del club hizo un gran trabajo con un despido por falta de profesionalidad. El central lo denunció, pero el juzgado le dio la razón al club.
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El Sevilla tuvo un tiempo guardando informes y pruebas, para demostrar que no tenía una actitud profesional, y finalmente se pudo ahorrar tres años de contrato que todavía tenía firmado.
Ahora lleva cuatro temporadas sin tener equipo, y está prácticamente retirado.