No tuvo hijos biológicos pero ejerció una paternidad inducida en las muchas empresas que inició. Del ocio y del negocio. Del disfrute y del sacrificio. El albero y el césped fueron las alfombras de dos de sus pasiones, la de ganadero de reses bravas y de presidente del Sevilla Fútbol Club. Dos aficiones que hizo compatibles como lo fueron en Ignacio Sánchez Mejías, el torero que fue presidente del Betis.