Cuando parecía que ya no podía haber tanto desenfreno con aires continuados de decepción tras marcharse Vitolo, el Sevilla se fracturó un poco más ayer con la decisión de su vicepresidente, José María del Nido Carrasco, de dimitir de su cargo. Fue la gota que colmó el vaso a una semana que comenzó mal y que está terminando mucho peor. Casi dos meses después de acabar la temporada y a falta de tan sólo uno para que se juegue el primer partido del play-off de la Liga de Campeones, un escenario confuso se abre en la entidad y, lo que es peor, con mucha gestión por realizar aún para preparar de la mejor manera la temporada 2017-18.
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