Emery y la cláusula Van Halen

Entre las curiosidades que arrastra su leyenda está la petición expresa de que siempre que en los camerinos hubiera un cubo hasta arriba de esas famosas chocolatinas llamadas M’ms pero con una condición: ni uno podía ser naranja. Tal vez ni tocaran el cubo, eso es lo de menos. Pero como les diera por rebuscar y encontraran uno naranja, el concierto quedaba suspendido teniendo el empresario que indemnizar a la banda por daños y perjuicios. Ustedes pensarán que era la típica excentricidad maniática de estrellita de la que conocemos cientos de ejemplos. Pero con los años se supo que nada más lejos de la realidad.

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