El Sevilla y la noche mágica, por Maresca

Fue el primero en abrazarse a Antonio Puerta el 27 de abril de 2006 (gol al Schlake 04), el primero que le dio las gracias por haber marcado el tanto que cambió para siempre la vida de un club centenario, el que, a la postre, fue elegido mejor jugador de la final en Eindhoven y el que se tatuó el nombre de Antonio para recordarlo por siempre y «para siempre», como se puede leer en su piel.

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