El rival: Un suave golpe de timón

En el fútbol, como en la política, a veces es necesario apelar al gatopardismo y cambiar todo para que nada cambie. Pero a menudo es más aconsejable un leve golpe de timón para salvar las procelosas aguas. Es el caso del denominado submarino amarillo. La eliminación ante el Mónaco en la previa de la Champions amenazó con hundirle pronto un proyecto que había hererado de forma apresurada de Marcelino García Toral en ese mismo agosto. Pero el discípulo de Quique Sánchez Flores dio ese leve giro de timón y la nave tomó altura.

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