Un continuo desgaste. Los que viven el día a día de este club, los que tienen responsabilidades ejecutivas, cuentan en esta época con los dedos de una mano los días en los que pueden dormir tranquilos y de corrido una noche entera. El director general deportivo, en uno de sus no pocos momentos de debilidad, llegó a arrojar la toalla. No se la cogieron. Es más, le secaron el sudor brevemente y le dieron media vuelta y el empujoncito pertinente.
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