Hay que remontarse mucho en el tiempo, pero mucho, para encontrar una situación parecida con el fichaje de un portero. Ni siquiera Palop o Buyo se metieron tan rápido a la afición en el bolsillo como el portugués Beto. Sólo puede compararse ese ambiente de euforia por su llegada al club de alguna manera -diferente desde el mismo momento en que se produjo incluso antes de su aterrizaje- con el fichaje de Rinat Dassaev, aunque la ilusión que el ruso despertó en el sevillismo fue anterior a su rendimiento deportivo, ya que éste al final fue decepcionante.