Fue don Miguel de Unamuno quien dejó una de las mejores descripciones del sevillano. Quizá fuera de otro sevillano, no del actual que entra al trapo en los piques insanos de las redes sociales. Pero aún conserva la ciudad gotas de su quintaesencia y en un derbi se puede recoger un muestrario. El fútbol es reflejo de la sociedad. No es la coerción, sino la educación lo que debe primar para que en los estadios no campe a sus anchas la violencia. El anotador de la LFP, ese hombre con alma de chivato que va al fútbol con libreta y dieta, tuvo trabajo en el derbi de la cálida sobremesa. Menos mal que la primavera es tardía y la calor se hace de rogar, porque poner un partido a las cuatro de la tarde un 24 de abril en Sevilla es violencia.