Un delantero centro de toda la vida. Un rematador de área. Un nueve que pueda hacer lo que ayer hizo un ocho: rematar de cabeza ante los centrales rivales y definir con tranquilidad ante el portero. Lo hizo Iborra el día en que Ben Yedder salió cabizbajo tras toparse con el portero rival en una acción clara. Ese tipo de delantero no lo tiene el Sevilla y en muchas ocasiones le vendría de perlas.