De un año hacia acá, todo lo relacionado con Luis Alberto adquiere una dimensión mediática en la ciudad poco común, sobre todo porque su cesión al Barcelona y su gran temporada en Segunda han sido como un azote a la planificación del Sevilla. Y no por la operación en sí, sino por las comparaciones que afición y prensa hacían con otros delanteros que sí tuvieron sitio en la plantilla. El mismo Emery ha llegado a echar de menos en muchos partidos a un jugador que ha evolucionado tanto en el Barça B que hubiera tenido sitio al menos en un banquillo en el que el único cambio decente en los últimos partidos, por las bajas o por falta de confianza en determinados jugadores, fue lateral derecho por lateral derecho.