La teoría que se han inventado es que hay una relación causa y efecto entre la violencia verbal durante los partidos y la violencia física después. El método para generar paz, armonía y amor en el mundo del fútbol consistirá en castigar a aquellos clubes que no tomen medidas para impedir que sus aficionados lancen palabrotas a los rivales.
Lo que hay que empezar es poniendo un arbitro profesional que no cabree a la gente robando un partido mal pitando, y en el baloncesto si hay dudas sobre una falta se para el partido.
Una vergüenza que se permita robar en un deporte ante el que tiene que ganar el mejor y no el que el arbitro decida.