Del Nido necesita recuperar la cohesión de la cúpula para acometer el plan de austeridad Emery

El Martes Santo del pasado año, José María del Nido representaba a su Sevilla en la iglesia de San Benito, ante la señera cofradía de la Calzada. Allí ejercía su labor social, que por algo se siente, como presidente del club de Nervión, la segunda persona más importante del mundo después del Papa. Hoy, de nuevo Martes Santo, el rector disfruta de unos días de descanso fuera de su ciudad. Resulta extraño, y sintomático, que en lugar del trajín propio de tan señaladas fechas, en lugar de esas apariciones en actos tan de su gusto, Del Nido haya preferido tomarse unos días de sereno asueto. Y de meditación, que no son pocos los frentes que lo aguardan, entre ellos los circunscritos al club de sus amores.

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