Poco más de tres meses se cumplen del debut de Unai Emery al frente del banquillo sevillista, tiempo en el que el preparador vasco no ha podido fijar todavía un patrón en la línea defensiva, en cuanto a efectivos se refiere, que aporte la serenidad y solidez tan necesarias para cualquier equipo en la zona de cobertura. Virtudes a las que contribuye, por supuesto, la calidad de las piezas, pero también la continuidad de las mismas, algo que pareció desmoronarse con la marcha de Emir Spahic.