Sólo así se explica que el ‘cerebro’ del equipo, un Éver Banega que debería ser encargado poco más que de distribuir (el Nasri de la 16/17), sea el futbolista nervionense que más kilómetros ha corrido en la Liga de Campeones (32,6 entre los tres encuentros de la fase de grupos), casi todos sin tener el balón en los pies. Y es que Berizzo encimienda al ’10’ que sea el primer jugador, junto a Ben Yedder (el tercero, tras Escudero -30,9- con más kilómetros: 27,9) que vaya a la presión constantemente: al portero, a los centrales y a los laterales. El tremendo esfuerzo implica que tu jugador con menos fondo físico y quien debería tener más frescura para pensar y hacer jugar a los demás, esté agotado incluso antes de acabar la primera parte.