La gloria no es eterna, el fútbol es cíclico, o es, también, un estado de ánimo. Son frases, las tres, que determinan de alguna manera que también en este deporte es posible el bajón. Por supuesto. Más aún cuando se vivió y se saboreó recientemente los mejores momentos de la historia moderna del club. Este es el caso del Sevilla, un equipo inmerso en buscar cuanto antes una identidad que le permita recuperar sensaciones pasadas.