El Sevilla, campeón de facto de la extraña Emirates Cup, regresó de Londres con un impulso de autoestima. Y eso es un valor añadido para un equipo en formación. A esa confianza cobrada por el prestigio de haberles ganado a Leipzig y Arsenal hay que sumar las buenas sensaciones que está dejando entre sus aficionados. El equipo de Eduardo Berizzo empieza a ser identificable mientras deja señales para el optimismo, con un mensaje hacia el exterior atractivo, de juego vertical y versátil, con o sin N’Zonzi.
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