En el prisma puramente deportivo no había dudas en cambio entre los responsables nervionenses de que merecía la pena el esfuerzo por Suso, un jugador aún joven que cuenta con la confianza ciega de los técnicos, revalorizable y con mucho recorrido potencial en términos económicos y futbolísticos a corto-medio plazo. Es decir, una oportunidad de mercado que convenía aprovechar porque el jugador quería salir de Milán sin vuelta atrás. Suso significa también esa apuesta clara de la institución por dar pasos adelante en firme. Por aspirar a más. Merece la pena para un ambicioso proyecto que avista ya el mes de febrero con todas las opciones en la Copa y en la Europa League, y que marcha tercero en la mejor liga del mundo. Asimismo, se han querido poner en manos del entrenador todos los recursos y herramientas que estuvieran al alcance para que Lopetegui siga sacándole el máximo rendimiento al plantel como hasta ahora.