Volvió el Sevilla dinámico, agresivo y profundo de las dos últimas comparencias ligueras en Nervión, la noche ante el Málaga y la primera parte ante el Espanyol. De nuevo laterales largos, invitados a buscar la línea de fondo por unos mediapuntas con querencia a maniobrar por dentro, en este caso Reyes desde la derecha y Vitolo desde la izquierda, ambos a pierna cambiada para facilitar eso, la apertura al que sube la banda o el último pase al corazón del área, cuando no el tiro. Unas trazas ya conocidas en Emery. Pero esta vez ese dinamismo, esas permutas, se acentuaron con el baile entre Iborra y Banega.