Hoy, a sudar la gota gorda

El fútbol evoluciona y no evoluciona el sentido común. Un Sevilla-Málaga en septiembre a las cuatro de la tarde, sencillamente, es que no hay por dónde cogerlo. Con temperaturas que superan los 30 y los 35 grados en las horas de sol más alto en la capital de Andalucía, fijar un partido en el Sánchez-Pizjuán en horario de fútbol inglés supone una irresponsabilidad por parte del que lo haya decidido -sea Tebas o los subalternos de turno- que merecería en este caso la elaboración de un informe de lo que acontezca en la grada para remitir a LaLiga, a la Federación y, hasta si cabe, a la Comisión Estatal contra la violencia, el racismo y la xenofobia. Igual que cada insulto, como los que escuchó Vitolo, que se recoge en el informe que sirve para denunciar luego a los clubes.

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