Eusebio, el cerebro que pudo ser sevillista

Durante la primavera de 1987, los gestores blancos le pusieron sobre la mesa una oferta que no le disgustaba demasiado. Todo parecía que llegaría a buen puerto hasta que se metió por medio el Atlético de Madrid. Nada pudo hacer Luis Cuervas para convencer a Eusebio. El contrato tan lucrativo que los de la Ribera del Manzanares le ofrecían era imposible de igualar por una entidad que, recalificaciones al margen, no tenía el potencial de los más grandes de nuestro balompié.

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