Después de cuatro años en el equipo ¿le sigue sorprendiendo la división que provoca entre los sevillistas?
A no todo el mundo les puede gustar cómo juego. Yo trato de dar lo mejor siempre, pero juego tal y como soy. Ya tengo 30 años y es difícil cambiar. Lo llevo dentro desde que empecé a jugar al fútbol y creo que mal no me ha ido. Empecé en un equipo pequeño y he llegado a jugar partidos muy importantes con el Sevilla. Es con lo que me quedo.
¿Le molesta que siga teniendo colgado el sambenito de que no corre?
Los GPS dicen que soy de los que más corro del equipo, pero no me centro en eso, son datos para los preparadores físicos. Yo me centro en hacer bien las cosas cuando estoy en el césped.