Cuando el Sevilla FC afrontó la renovación de su plantilla, uno de los principales quebraderos de cabeza de Unai Emery era reforzar las dos bandas a nivel ofensivo. La izquierda, por las dudas que presentó el hecho de no tener a un hombre vertical, un extremo con velocidad, con desborde y, también, con gol. Por su parte, la tarea con la banda derecha era mucho más compleja. Reemplazar a Jesús Navas no es plato de buen gusto para nadie, más si cabe cuando el palaciego llevaba años siendo un fijo y una garantía de rendimiento elevado en el club de Nervión. Stevanovic ni estaba ni se le esperaba, y emigró en otra cesión improductiva, dando muestras la dirección deportiva de que no confiaba en él en la presente campaña. Así, Monchi se decidió por, dentro de esa política de conformar un proyecto de varios años, fichar jóvenes prometedores y que destacaban en Segunda división.