Vietto es en el Sevilla como el mosaico de Ben Yessef. Tapado por otro con más brillo, su esencia está debajo. No marca, pero trabaja para que otros lo hagan trazando movimientos invisibles, como los pinceles del artista marroquí. Si en Leganés llegó a participar en los tres goles del equipo de Sampaoli, ayer en un encuentro con tan pocos espacios como ritmo, se salió de su zona inteligentemente para que Nasri sorprendiera ocupando sus terrenos. Es, sencillamente, una de las maneras más eficaces de desordenar a un rival acomodado a defender a un equipo que se empeña en jugar al pie.