Un cruce tan bonito como espinoso

Es improbable que algún cruce europeo tenga tanta literatura, tantos cabos sueltos y por atar, tantas causas pendientes como el Sevilla-Roma que deparó el sorteo celebrado ayer en Nyon. De momento, representará el regreso al Estadio Olímpico de Monchi, quien no tuvo una salida muy limpia del club giallorosso, por lo que dijo un decepcionado James Pallotta, el italoamericano y millonario presidente del club que fichó al isleño. También supondrá el regreso a Nervión de dos viejos conocidos, que dejaron amigos y también algún que otro desencuentro, especialmente con ciertos sectores de la grada: Perotti y Fazio. Y, sobre todo, el reencuentro que dejó una herida más palpable será el de Pau López con el Sevilla, después de que el meta fuera protagonista del derbi en Heliópolis de la temporada pasada, por su derribo a Roque Mesa y la expulsión de éste. Por encima de esos reencuentros procura un duelo inédito en competiciones europeas entre dos históricos de Europa, entre dos clubes representativos de dos ciudades monumentales.

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