Terminó el miércoles ante la Lazio sin poder dar una carrera. Jugó todo el duelo europeo con el freno de mano. No se notaba bien y terminó tocado. Esto no fue un problema para ir al día siguiente a entrenar. Las lesiones musculares le están lastrando, pero le dijo a Machín que no era para tanto, que pensaba que podía llegar. Al no haber muchas más alternativas en los carriles, el entrenador optó por su titularidad y Navas no defraudó. Nadie podía pensar que el 16 iba a volar de esa manera por el costado derecho. Soltó el freno de mano y envenenó el ataque sevillista por la derecha. Una vez y otra, hasta que llegó el 1-0, obra suya, finalizando un contragolpe llevado de forma excelente por Ben Yedder.
