Si usted quiere disfrutar del fútbol sin sufrir, no se haga del Sevilla; y si ya lo es, no le puede sorprender que, pese a ganar por 1-2 en San Mamés, llegase a la prórroga e incluso y a los penaltis en el choque de vuelta tras caer por idéntico resultado. Desde sus orígenes, el Sevilla se forjó a base de sudor, de esfuerzo. Sus títulos llegaron así y ni siquiera en sus mejores días fue ajeno a ese sufrimiento que camina de su mano. Este jueves, jueves de Feria, con tantos y tantos recuerdos presentes, firmó otra página inolvidable. Lo hizo en la tanda de penaltis, donde David Soria, que había errado en los dos goles, detuvo un lanzamiento a Beñat. El único error de un gran Athletic y que Kevin Gameiro no desaprovechó (5-4).