El ambiente tan agradable que se generó durante toda la concentración del equipo en tierras alemanas estuvo en todo momento medido con una serie de movimientos estratégicos del club. Removiendo el alma. Mientras que el hotel del Inter era un hotel (muy bueno, por cierto: el Intercontinental), el del Sevilla se convirtió en la casa de los sevillistas con todo tipo de imágenes recurrentes y muy significativas, con tifos en mitad del comedor o con sonidos en los altavoces del hotel (los recepcionistas del Hyatt House ya se saben el himno) en forma de cánticos de la hinchada de Nervión. Agudizando el alma. Cada mañana, cada mediodía, cada noche, los Ocampos y compañía poco tenían que hacer para volver a comprender lo que significa la copa de la Liga Europa para el Sevilla y su gente. Tocando el alma: “Nadie la quiere como nosotros”, fue la pancarta amarrada en el comedor. También en el mismo lugar, escenario en la madrugada del sábado de la fiesta más grande, una foto de la plantilla mirando a Gol Norte tuvo su lugar de honor.
