Como más duele. Imposible que duela más. En el último minuto de la prórroga, como tantas y tantas veces obtuvo el Sevilla la gloria, luchando y luchando hasta el final, el equipo nervionense quedó eliminado en los octavos de final de la Europa League ante un Slavia de Praga que nunca se dio por vencido. El Sevilla comenzó mal y acabó peor. Incluso, cuando se puso 2-2 ya en la segunda mitad y un tercero le servía para sentenciar la eliminatoria, no terminó dando el paso adelante, el paso que dan los campeones. Hubiera sido casi un milagro pasar a la siguiente ronda recibiendo hasta seis goles, cuatro hoy y dos hace una semana en Nervión ante un equipo menor (por mucho que corran y luchan). La calidad son muchas cosas y atrás, jamás, un equipo tan vulnerable podrá hacer cosas importantes. Toca curarse cuanto antes. Toca pensar en el Espanyol, pero esta noche se ha perdido la mejor oportunidad para obtener oxígeno.
