Ni una oferta. Ni una llamada al club preguntando por su precio. Nada. Ni de la Juventus, ni del PSG, ni del Barça, ni de Inglaterra… José Castro no faltaba un ápice a la verdad cuando aseguraba una y otra vez que no había ninguna oferta por N’Zonzi. El Sevilla logró blindar a su mediocampista. Primero con la trabajadísima renovación de su contrato el pasado mes de enero, en la que le subió su cláusula de rescisión a 40 millones de euros -sin posibilidad de subirla a 45 en los últimos días de mercado-. Y luego transmitiendo el firme mensaje de que sólo saldría por el pago de su cláusula, un muro infranqueable con la que se toparon los tímidos sondeos que realizaron los intermediarios a sus agentes. El deseo de salir se quedó en deseo.
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