La lluvia de críticas ha podido hacer que los dirigentes nervionenses le dieran una nueva dirección a la idoneidad de su contratación, pero el verdadero detonante, según ha podido saber MARCA, es que el Sporting quiso incluir en el contrato una cláusula antirivales, que el Sevilla se negó a firmar y desencadenó la ruptura del acuerdo.
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