Los chispazos de Correa son los que sostienen la duda de si romperá en figura o se quedará en buen jugador para determinados momentos. Un agitador más que un baluarte. Y ni el club ni Berizzo desean eso. Tienen entre manos a un diamante y ahora necesitan que encuentre regularidad y que aplique alguna de las fórmulas que desde el cuerpo técnico se le está insistiendo.
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