Desde la temporada 1988-89 no hay un derbi en el Ramón Sánchez-Pizjuán que haya sido decisivo en el devenir de uno de los dos equipos. La victoria por 1-0 del Sevilla en la jornada 31 contribuyó de forma importante en el descenso del Betis. Fue la puntilla de la que ha hablado en estos últimos días Jairo Samperio, al que entonces aún le quedaban unos años para nacer. Después, sea porque el partido de la máxima en Nervión ha llegado normalmente pronto en el calendario, o porque los equipos no tenían urgencias clasificatorias, normalmente no ha tenido un peso específico en la trayectoria de ambos. Más bien, y analizando los derbis en el estadio sevillista en el siglo XXI, las derrotas del Betis (seis) suelen servir de acicate para la reacción y sólo la derrota sevillista de la 2011-12 (1-2) dejó tocado al equipo local durante el siguiente tramo de la temporada.