Las razones esgrimidas por Mazzarri fueron tanto económicas como deportivas: quería dos temporadas, cuando le ofrecían 18 meses, y entendía que el Sevilla de Berizzo se encontraba cerca de su tope deportivo (quinto en LaLiga, en octavos de Champions y vivo en la Copa), por lo que difícilmente sería posible mejorar los registros conseguidos por el argentino a final de temporada.
