La respuesta es hablar en el campo

Quizá vaya en el aprendizaje de un neófito en un banquillo con el peso del Ramón Sánchez-Pizjuán. Quizá esté en su derecho de defender a sus jugadores y, de paso, sus decisiones en su afán de ser franco en las respuestas. Quizá, o no tan quizá, lleve razón en que el penalti sobre Messi, el que abrió la lata de la dolorosa derrota en el Camp Nou, sólo se pita en una dirección y en un 5% de los casos como mucho. Quizá esté cargado de argumentos internos que no puede exponer en público. Pero alguien debería decirle a Pablo Machín que si quiere contribuir a torcer esas estadísticas negativas en los grandes estadios que tanto le sorprendían el camino no es asumir la responsabilidad entre excusas y mucho menos hablar de dignidad ante derrotas tan indignas. Porque está en su labor también saber comunicar mejor y saber dirigirse menos lastimosamente a una afición dolida y avergonzada por su equipo.

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