Las razones del entrenador están más que justificadas. Otra cosa es la dura realidad de tener que enfrentarse cara a cara a un mercado incontrolable e inflacionista, donde quizá eso que denominan los técnicos como las “grandes oportunidades” no se presentan hasta el final del mismo. En la ardua tarea andan Caparrós y su equipo de colaboradores, que para más inri tienen sobre la mesa la patata caliente de tener que ‘refichar’ cuanto antes a dos de los grandes bastiones de la casa: Banega y Sarabia.
