En este mundo tan conectado a través de las redes invisibles de lo digital ya no tiene uno ni derecho a decidir cuándo informar de una grave enfermedad. Es un personaje público y con eso se justifica todo… aunque el conocimiento de esa enfermedad no tuviera mucho que ver con lo que ocurrió en el césped y en la grada el martes, noche de luces, himnos y estrellas. Forma parte de las exigencias del fútbol. Va en el sueldo, se podrá esgrimir. El dinero acude presto cuando faltan otros argumentos como mejor justificación de lo que haga falta. Es así y no va a cambiar. Y como no va a cambiar, volvamos al fútbol y sus exigencias. De Europa a la Liga.