El Sevilla afrontará el derbi del Sábado de Pasión muy reforzado, con Joaquín Caparrós de nuevo en el altar del cariño del sevillismo en este tiempo de emociones a flor de piel. La emoción del fútbol se unió al sentimiento de solidaridad y, de una tacada, el utrerano venció a los agnósticos de su fútbol y a los agoreros de internet. Superó en el césped al Valladolid antes del derbi, se quedó como perseguidor inmediato del Getafe en una jornada clave tras el fallo de Valencia y Alavés, y zanjó los rumores de las redes sociales: sí, tiene leucemia crónica, no se está tratando y seguirá entrenando hasta el final de temporada, al menos. De su enfermedad no volverá a hablar más. Fútbol, fútbol, fútbol… y cofradías si acaso.
