El club, donde el exportero sigue con su actividad diaria en las oficinas del Sánchez-Pizjuán como si nada ocurriera, necesita sentarse de verdad con Monchi. Si en verano, sin esperarlo casi nadie, soltó que se iba sí o sí, para después tener que dar marcha atrás por el contrato firmado, ahora toca convenir una salida pacífica, dejando todos los cabos bien atados y, probablemente, dejando una puerta entreabierta a su vuelta.

Yo creo que lo de Monchi cansa un poco. Si tiene contrato pues se le da una excedencia de un año y luego se incorpore. Si es verdad que es para descansar.