«Las acciones han sido vendidas por sevillistas, que parece que toda la culpa la tiene José Castro». Esta frase, pronunciada por el presidente del Sevilla en pleno debate, ilustra sobre el clima de crispación que se vivió en la Junta de Accionistas del Sevilla FC Sociedad Anónima Deportiva. Fue la Junta del cisma. Comenzó crispada y terminó dividida entre los accionistas mayoritarios, representados por un nuevo consejo de administración medio invisible, y los accionistas de base. Alejandro Cadenas, en representación de sus 300 acciones, un minoritario con gran representación, levantó toda la sala con su soflama en defensa del club, del estadio, de su patrimonio, con casi todos los accionistas en pie y gritos de «el Sevilla no se vende». «El Sevilla y su estadio no es un bien mercantil que se compra y vende, es un sentimiento para miles de sevillanos y andaluces», dijo Cadenas.