«La adaptación al principio fue dura. No podía transmitir nada. Quería tirarme de un quinto piso… Por suerte, en el club la gente es muy amable y me ayuda mucho. Pareja conoce el idioma a la perfección (jugó en Moscú) y está atento. Con el equipo no tengo problemas de comunicación. Hay conversaciones internas sobre el juego, el estado físico…. Y puedo preguntar y responder. Lo que no puedo dar son entrevistas. Cometería una gran cantidad de errores. Además, soy demasiado tímido como para hablar».
